Autobiografía del periodista
LGP
Luis Godofredo Pichardo García
1.
El día en que vine al mundo
Mi madre, Mercedes Generosa
Pichardo, me trajo al mundo, el 28 de noviembre de 1937. Sin embargo, mi
partida de nacimiento indica que fue en enero 20 del mismo año, nunca le
pregunté a mi adorada madre la hora de mi nacimiento, pero se produjo en la
comunidad de Canabacoa, distante seis kilómetros del centro de la ciudad de
Santiago de los Caballeros en la República Dominicana.
Cuelgo esta foto galaería del Consulado dominicano en Nueva York, de cuando era encargado de prensa de esa delegación diplomática en 1982. Llegué allí designado por decreto presidencial, antes rechacé en el despacho del presidente Salvcador Jorge Blanco, un cargo de embajador plenipotenciario con opción a tres países del Cono Sur, Argentina, Chile y Perú. no quise ir a la misión diplomática porque no quería separame de mi familia. Jorge Blanco me había ofrecido un cargo en Naciones Unidas, pero sus compromisos políticos de campaña lo impidieron y acordamos que yo fuera como attaché de prensa al consulado neoyorquino. Testigo oculares de la orferta como embajador, el periodista Humberto Olivieras, presente en el despacho presidencial, Enmanuel Esquea, Consultor Jurídico, y un alto mando militar al servicio del primer mandatario. En mi autobiografía buscaré ser honesto y exponer los hechos y viviencias tal y como han ocurrido. |
Mi madre Mercedes, era
analfabeta informal, porque aunque sabía leer y escribir, pero nunca descolló por el sendero de las
letras o la literatura, nunca la vi leyendo, salvo los devocionarios religiosos
de catecismo católico, al final de su visa se consagró a la religión
evangélica, aunque no sé si entendió el cambio de católica a evangélica a la
que le indujo una sobrina.
Mi padre Antonio Elpidio,
nunca fue a la escuela, no sabía leer ni escribir, y cuando tenía que firmar
algún documento, lo hacía con tres cruces por recomendación del alcalde pedáneo
de la sección de Canabacoa, donde creció.
Mis hermanos y hermanas
éramos siete en total: Gregorio Esteban (fallecido)
quien escribe, le seguía en el orden de nacimiento. Ramón Mercedes ( fallecido)
José Dolores, María Gumersinda y María Adela, ( gemelas) y finalmente Gladys
Mercedes, cuatro varones y tres hembras, un poco de confusión al firmar el
apellido, pues unos firmamos Pichardo y otros García, la disparidad, que al
nacer los primeros, mis padres no
estaban casados y lo hicieron después que los tres primeros habíamos nacido.
Fallecimiento de mis padres. Primero perdimos en nuestra familia a mi padre, a mediado de la década de los noventa, a los
96 años, un duro golpe para mi madre de
quien fue su compañero de toda la vida,
posteriormente fallece mi madre a la edad de 97 años en el 2012, otra pérdida
irreparable para la familia, y un duro
golpe para el entorno familiar, mi madre se convirtió en la matriarca de la
familia, y consejera de todo aquel que se les acercara.
Quienes fueron mis abuelos maternos y paternos. Por parte de mi madre, Adela Gutiérrez y Godofredo Pichardo. Mi abuela era campesina,
pero muy leída y con mucha visión de la vida, nunca le pregunté sobre su
capacidad educativa, pero en aquella época, a principios del siglo XX nunca se
pasaba del bachillerato, o la escuela primaria que llegaba hasta el octavo
curso.
Mi abuela era hija de hacendados con muy buena posición económica rural, sus padres
tenían grandes extensiones de terrenos ganaderos y agrícolas, tierras muy
fértiles, pero carecían de visión, hacia
el desarrollo y se estancaron junto a sus hijos, terminaron vendiendo cada uno la porción que
les tocaba en herencia.
Por su parte mi abuelo era oriundo de Bella Vista, una comarca colindante con Santiago, donde vivió junto a
su familia la mayor parte de su vida, se casó con mi abuela, pero el matrimonio
no duró mucho, porque él falleció, poco tiempo después. Mi abuelo era un hombre instruido según me contaron, no llegué a conocerlo, pero sí a mi abuela,
con la que interactué por mucho tiempo en mi mocedad.
En algún momento de mi vida,
me vi tan protegido de parte de mi
abuela, que ni siquiera quería retornar al hogar de mis padres.
Volviendo a mi abuelo Godofredo, mi tocayo, llevo su nombre
completo. Era un intelectual de su época, músico de afición, criador de
caballos de carrera y editor periodístico, en 1910, dirigió un periódico semanario en la ciudad de
Santiago, no conocí mucho sobre su vida,
pero mi tía Socorro, que era su hija, al igual que mamá, me contó algunos
relatos de su existencia.
Mi abuelos paternos: Altagracia Pérez y Luis García, eran oriundos de Canabacoa, él era músico acordeonista
y siempre llevaba su conjunto musical en
el lomo de su caballo, me lo contó mi padre, en sus giras musicales se hacía
acompañar de la tambora, la güira y su
acordeón, era él quien dirigía su
conjunto típico y contrataba a los músicos, en el lugar de las fiestas que amenizaba.
Mi abuela era pastelera, o
tortera. Es decir, horneaba unos exquisitos mangares de harina de trigo que les
llamaban tortas o coconetes, eran deliciosos. Llegué a degustar en diversas ocasiones su
trabajo artesanal, me gustaba lo que ella llamaba las orillas de las tortas.@
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