domingo, 23 de julio de 2017

Crónica Cinco: Arroyo Frío/Villa Mata...la ruta de la media noche




Crónica Cinco: Arroyo Frío/Villa Mata…la ruta de la media noche
En mi niñez no acostumbraba a salir de noche. Pero desde que llegué al paraje de Arroyo Frío, en la provincia Espaillat,  mi vida cambio por completo. En mi casa de Canabacoa, en la provincia de Santiago, aún a los nueve años de edad, seguía disfrutando del placer de la infancia. Pero el brusco traslado de una comunidad llana a una de lomas escarpadas y elevadas al borde de la Cordillera Central me transformó en un hombre, sin edad, ni tamaño.
Cuando llegué a mi nueva estancia bordeaba el otoño de la zona montañosa,  terminaba la época de verano.
En el primer momento de mi partida no comprendí la actitud de mis padres, y ya viviendo en la nueva y extraña familia que me acogió lo entendía menos. Al principio no entendí tampoco la actitud y el interés de mi préstamo en persona a mi tío Roberto.
Vine a reflexionar sobre el acontecimiento negativo de mi joven existencia, semanas después de residir en el nuevo entorno. Los propietarios de la casa que me acogió eran humildes, cariñosos y sobre todo muy católicos de religión.
La señora de la casa les llamaban doña Gela, por lo que supongo que su nombre de pila sería Ángela, el de su madre Lola, pienso que era Dolores, el apellido no lo recuerdo, el de Gela,
Así es la paisajística desde Arroyo Frío a Villa Mata, en la carretera Moca-Jamao
Taveras, que era el de su esposo Augusto Taveras, este era un cosechero de café muy parlanchín, prieto como un carbón y con una historia nebulosa a su alrededor,  a la inversa, su esposa era blanca y hermosa.
¿Cuál era  el interés de Roberto en tenerme cerca? La respuesta era y sigue siendo  sencilla, tenía amores con la única hija de la casa (Viola) y se casaban en el transcurso de pocas semanas. Necesitaba un ayudante, mensajero, esclavo o mandadero.
Fui su elegido, algo así como el chambelán del matrimonio. Me tocó el papel de esclavo moderno, no estaba encerrado,  ni con cadenas en los pies, pero esclavo al fin.
Antes del matrimonio de Roberto y Viola, recibí un gran entrenamiento hacia el trabajo productivo y una especial lección espiritual con el rezo del Santo Rosario.
Al día siguiente de mis vacaciones involuntarias, ya estaba arreando animales cargados de café para despulpar. A prima noche no se podía estar ausente  de la casa  de Gela para el rezo  del Rosario y largo devocionario. Pasado el culto de oración,  me tenía que dirigir con una linterna hacia el lugar donde operaba la despulpadora, allí estaba Roberto dándoles vueltas a la palanca. A partir de ese momento era su ayudante. Echaba agua en la tina, ayudaba a maniguetear la despulpadora y ver cómo salía el grano de café listo para su comercialización.
Ese ejercicio se hizo rutinario en las siguientes semanas, pues la cosecha de café estaba en su apogeo.
El día de la boda de Roberto. Comenzaron los preparativos, el traje de la novia, el traje del novio, circularon las invitaciones de boca en boca y llegó el día de la ceremonia,  en que unieron por algún tiempo sus vidas Viola y Roberto. Mi tío no era realmente un putanero, pero sí un cambia chaqueta y pasó gran parte de su vida en los brazos de otra mujer. He sido su gran imitador.
Inician construcción carretera Villa Trina-Jamao al Norte
Otro paisaje de la carretera Moca-Jamao
Pasó la ceremonia matrimonial y Roberto cargó con su esposa para su nueva residencia de Villa Mata. Recorrimos el trayecto de varios kilómetros en dos animales, los novios en un elegante caballo, y yo al lomo de un mulo, con los pocos cachivaches de la novia.
Llegamos a Villa Mata, y en la casa había un anexo muy coqueto de dos niveles y en el segundo piso se instalaron los novios.@

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